Manos Inocentes por el Derecho a la VIDA

Las vidas inocentes tienen el derecho innegable de vivir, un principio fundamental arraigado profundamente en nuestra humanidad compartida. Cada individuo, sin importar su origen, raza, religión u otra característica, merece existir libre de daño y violencia. Este derecho se extiende a todos, desde los miembros más jóvenes y vulnerables de la sociedad hasta aquellos que han vivido una larga vida. Proteger las vidas inocentes no solo es un imperativo moral, sino también un fundamento de una sociedad justa y compasiva. Es nuestra responsabilidad colectiva asegurar que el derecho a la vida de cada persona se respete, fomentando un mundo donde la paz, la empatía y el respeto por la dignidad humana prevalezcan.